¿Qué significa futuro? Para la filosofía tradicional es una posibilidad de cambio, moldeada por el pasado y el presente, sea real o imaginario. En la biblia, en el futuro no habrá muerte, tristeza, llanto ni dolor. Para la galesa Kelly Lee Owens, el futuro es energía colectiva y lo plasma en Dreamstate, así de simple. No podemos hacer nada solas, siempre necesitaremos de algo o alguien para avanzar, ¡y no encuentro fallas en su lógica!
Si el futuro se encuentra en el individuo dentro de un movimiento colectivo, entonces la música de Kelly Lee Owens representa tanto ese futuro como la comunidad que lo impulsa. Me encanta saber que ella cree firmemente que científicos, artistas, filósofos y personas creativas, a lo largo de la historia, han aportado herramientas valiosas a la humanidad —de manera explícita e implícita— impulsados por algo o alguien que los inspiró. Con sus ideas, han dejado un código para el futuro.
Todo esto me lleva a pensar por qué esta ingeniosa productora musical apareció en la escena con un concepto tan poderoso que va más allá de lo etéreo y lo atmosférico. Ella se hizo la promesa de que su nombre tendría que resonar con sus principios y uno de ellos sin duda es su concepción sobre este tópico llamado futuro. Prueba de ello es Dreamstate, su cuarto larga duración, lanzado el 18 de octubre de 2024, a través de dh2, un nuevo subsello dedicado especialmente a la música electrónica, perteneciente a Dirty Hit Records, de George Daniel, baterista de The 1975 y prometido de nuestra única e inigualable BRAT, Charli XCX.
Para entender más este concepto, recordemos que Owens es fiel creyente de que siempre hay algo más grande que ella misma. Conectar su energía con esa esencia, es lo que la impulsa a hacer su música desde lo creativo. Tan es así, que la tecnología es su mayor aliada para lograrlo. Al no leer ni escribir música, la única forma que tiene para expresarse es a través de "la caja", es decir, una computadora, los sintetizadores y las cajas de ritmos. Ella abraza esa forma de comunicarse con nosotras. Kelly agradece la facilidad con la que podemos crear algo nuevo debido a la innovación en este ámbito. Lo que necesita es una computadora, instalar un software, incluso crackeado y usar plugs de forma inteligente, todo ello, hecho por otras mentes brillantes que han ido mejorando cada una de estos instrumentos para que ella pueda usarlos. Así es como se configura esta creencia sobre el concepto del futuro.
A pesar de que esta singular artista ha dicho abiertamente que, usualmente, no llega al estudio con ideas claras porque no sabe leer ni escribir música como tal, siempre se anima a explorar su creatividad usando lo que tiene a mano. Nada es meramente premeditado; todo lo deja fluir y, de manera genuina, sale de allí con un nuevo invento musical. Un truco que le resulta muy útil son los sonidos de la naturaleza que graba y guarda en su celular, los cuales utiliza para iniciar con percusiones, arpegios o crear atmósferas que conquisten su oído. Además, se apoya mucho en su intuición, a la que llama su mejor compás. Kelly crea algo bajo estos estándares, y lo que más me impresiona de su trabajo es que, precisamente, parte de una idea que se expande tanto como ella quiere o el recurso le permite. Es increíble, pero a veces puede ser infinito, si lo pensamos desde una perspectiva de tiempo y espacio.
Mucho se ha dicho sobre si Dreamstate es la apuesta a lo mainstream o la tirada a algo más pop. Yo lo veo como la propia evolución de lo que ella misma define como futuro. Es por un lado, el siguiente nivel de lo inmaculado de su homónimo de 2017 en el que destaca la cítara, un instrumento de cuerda que se toca pulsando o golpeando las cuerdas tensadas sobre una caja de resonancia. Por supuesto que subió un escalón más cuando lanzó Inner Song en 2020 en el que pudimos escuchar su voz con más detalle, acompañada de loops y una base de 120 Bmp. Ambos álbumes nos dieron una Kelly exploradora y quien evidentemente no se quedaría quieta para plasmar lo suyo en la evolución de la música electrónica y su relación con lo humano. En Dreamstate, la cantante reflexiona sobre los procesos y los instrumentos que dan identidad a este género musical, para dar un salto al infinito, aquello que es inmenso y abierto, sin la connotación de caída o de vacío destructivo, sino como una experiencia expansiva o transformadora.
Sinceramente, para este review no puedo recomendar tracks específicos, porque escuchar una o varias canciones aisladamente le restaría sentido a la experiencia. La verdadera maravilla está en enlazar cada pieza con el viaje que Kelly Lee Owens emprendió en Dreamstate. Spoiler: No te sorprendas si, en algunos momentos te remite a Björk.
Así que el primer paso para empatizar con lo que te comparto es dejarte llevar por el trance que genera su KEXP de 2018 y unirlo con el set que armó en 2020 para HÖR BERLIN, la plataforma de música independiente alemana más destacada de los últimos años. El segundo es ir a ver el hermoso Arte Concert Festival en La Gaîté Lyrique de París, donde Kelly se presentó una semana después del lanzamiento de Dreamstate. Esta fue la primera escucha en vivo de los sonidos de este álbum, donde se entrelazan los otros sonidos que ha creado desde el inicio. El tercero es saber que, si Depeche Mode confió en ella para abrir sus shows en una gira mundial que incluyó a México, y si escatimaste en el boleto para ver su set en el extinto Yuyu, tienes que regalarle tu energía en el futuro para ver su live en el Axe Ceremonia 2024. ¡Hazme caso, no te arrepentirás!
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